12.9.11

BENDITA MALDICION


Bendita maldición, bendita aquella noche
que me arrastró hacia ti sin conocerte;
bendita maldición, martirio y goce;
ráfaga de placer que aún me acomete.

Bendita seducción, imán de tus abrazos,
porque cada noche, después de poseerte,
vuelvo a sentir en mí tu fuerza indómita
y tu lengua quemándome los labios.

¡Amame así! Te lo exigí inconsciente;
elévame a las cumbres de tu fuego,
y una vez allá, con pasión irreverente,
cual nube de tempestad, rabioso viento,
entra en mi intimidad vertiginosamente.

¡Amame así! Te lo pedí mil veces
con la rudeza del volcán en erupción
cual ciclón que arrasando con las playas,
las posee sin piedad, furiosamente.

Y fuiste el amo, el dueño, el que domina,
yo la que obedece al llamado del deseo,
y al mandato indiscutible de tu celo;
así, a merced de tu lujuria, fui la esclava
atrapada en el veneno de tus besos.

Y fuiste el día que se marcha presuroso,
yo la tímida noche que llega silenciosa;
e inmersa en el embrujo de tu aliento,
te erigí mi carcelero; ¡soberbio, fiero!

Y fue cómplice de los dos bajo las sábanas
esa noche de tempestad, de lluvia y truenos,
¿cómo arrancarla de mi ser si está marcada
con la huella indeleble de tu cuerpo?


@Intimä

1 comentario:

Meigo, aprendiz de Druida dijo...

Hermoso poema lleno de sensualidad y fuerza.
Besos.