26.1.12


Te reinvento a mi antojo, caballero de mis pasiones... y entonces, se enciende el fuego.
Y se me ocurre aparecerme por detrás tuyo cuando estás sentado al borde de la cama, esperándome... darte suaves soplidos en el cuello a modo de saludo mientras mis brazos te rodean y te descienden... mientras las yemas de mis dedos te recorren para marcarte mi deseo... y llegarme precisamente hasta donde sabes, allí donde se erige tu masculinidad y se transforma en fuente... y con mis manos allí, robarte besos de infierno desde esos labios que claman por mi piel...
Entonces decides liberarte de mí para convertirme en tu rea... Me tomas de los brazos y me recuestas sobre la cama mientras te acercas a respirarme ahora tú... y descenderme... y olerme... y saborearme luego de quitar con tu boca mi tanga... y el juego se hace fuego... y es la piel la que habla ...
Amo nuestros encuentros bélicos de piel y fuego, en cualquier superficie transformada en campo de batalla...
Me entrego, muero y renazco... y te disfruto, cuando me gozas y gozas... cuando como yo, mueres y renaces extasiado a la vida.

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