5.3.12


Un apuesto seductor, amante y exquisito,
me sedujo con sus gestos y sus guiños.
Atraída por su maravilloso fulgor
me lancé al deseo de abrazar su calor.
No sólo me dedicó su aroma y su pasión,
abrió mis ojos con decoro y devoción
recobrando de mi ultrajado interior
la joya de la seducción.
Él me dice que cautivado por mis ojos,
de mirada sugestiva y elegante,
tuvo que adueñarse de mi trasero,
tan llamativo como excitante.
A mi cuerpo y boca alude
como a dos bellas tentaciones.
Aún sonrojada por sus palabras,
y abrumada por sus elogios,
añade que mi sexo versado baila
al ritmo de sus sensaciones.
No sabría decir que me atrae más
porque todo en él es especial.
El trato con el que me mueve
nunca antes lo había recibido.
Sus manos son un tesoro
que acarician, rozan y abrasan.
Su mirada me lo dice todo,
todo cuanto necesito.
Y su cuerpo, fuerte y terso,
empuja hasta el fondo con deseo
haciéndome suya como nadie antes.
No tenemos ni principio ni final
cuando follamos enloquecidos
entre sudores y fluidos,
mientras los cuerpos se funden en uno,
las bocas se buscan amantes
y las miradas se dicen te quiero…




No hay comentarios: