Ofrenda

Cuando el sol se iba tu llegaste. Reías recuerdas? No nos pertenecíamos, pero saboree el dulce sabor a durazno de tus labios. Olias a jacarandas, venias del país donde lo amargo es mas amargo y lo dulce mas dulce. Atrevido me preguntaste, si era tipo algodón blanco o encaje negro, desafiante conteste “ninguno.” Riendo me llevaste a caminar entre la lluvia. Descubriendo mis secretos guiñaste un ojo, declarándome una provocadora coqueta. Bailamos descalzos, vino y música.... Amantes de un momento. Tu voz caminando despacio, por la curva de mi cadera. Formaste una sinfonía con mis pechos, deslizando tus dedos por mis costillas que admiraste y yo odio. Dejaste el calor de tus ojos en mi boca, y melódico suspiro en mi mejilla; deleitándome, enajenandome. El aroma de tu sexo incendiando los sentidos. Mi recuerdo todavía atrapado en tu rigidez. Fuimos pagana ofrenda de rosa y miel bajo la lluvia.